Khan y Melisán me llevaron a través de las instalaciones portuarias hasta lo que parecía un almacén abandonado. Dentro pasamos a una sala que era como si se hubiera improvisado el aula de un colegio, con sillas para estudiantes, para niños pequeños por el tamaño de las mismas, mesas, una grande como de profesor con un globo terráqueo y en el fondo, colgando de la pared, una pizarra.
- Davenport concentra una importante colonia de niños abandonados - Comenzó a explicarme Khan -. Algunos aparecen como polizones en los barcos que llegan al puerto, otros, son hijos de la droga, de mujeres sin familia enganchadas al nirvana, demasiado enfermas o adictas como para hacerse cargo de sus hijos… otros se quedaron sin padres por las rencillas de la mafia, las peleas o la violencia en general… pero a muchos, a la mayoría, sencillamente lea abandonaron aquí...
Khan me condujo a otra sala. Había colchones y sacos de dormir desparramados por el suelo.
- La República abandona a estos niños a su suerte... Son victimas natas para la droga y la mafia. Camellos, matones y prostitutas... Ese es el futuro que seguramente les espera.
Miré a Melisán y recordé cuando me hablaba de sus clientes en la discoteca... Continuamos y llegamos a otra salida del almacén que daba a un patio vallado. No hizo falta salir para oír el sonido característico de unos niños jugando. Eran aproximadamente una veintena, de distintas edades, de entre cinco y nueve años. Corrían, gritaban, saltaban, se divertían despreocupados, olvidando su procedencia e ignorando su destino. Un hombre alto vestido con el mono de trabajo y el chaleco reflectante de los estibadores del puerto los vigilaba.
- Los trabajadores bolcheviques del puerto fueron perseguidos y eliminados al terminar la guerra. Les reemplazaron con gente del interior, campesinos ignorantes y partidarios de la República e incluso del fascismo... Pero algunos, pocos, sobrevivimos y lo más importante... Al final, si eres un obrero... tienes los problemas de un obrero: tu salario, tu horario, tu jefe, tu familia... Entre los trabajadores del puerto hay gentuza, mercenarios a sueldo de la mafia como los que antes trataron de capturarte... Pero en los últimos años un grupo comenzó a organizarse al margen de la mafia. Me ayudan con este albergue de niños abandonados y se ayudan unos a otros.
La experiencia descrita por Khan era muy importante. Tal y como sospechaba, los trabajadores de la Cia+Fia de Cáledon no eran una excepción. A pesar del desastre de las dos guerras, de la destrucción del Partido y del gobierno republicano, una nueva capa de trabajadores trata de organizarse y de comenzar la lucha. Tenía, en cuanto pudiera, que decírselo a Bruno.
Continué paseando tras Khan hacia el otro lado del patio donde había un edificio religioso, un templo de culto. Melisán y Trotsky se quedaron fuera con los demás niños. Yo acompañé a Khan a la sacristía, un cuarto humilde, con una pequeña cama, un armario y un pequeño aseo.
- Yo trabajaba en el puerto -siguió explicándome Khan- pero logré librarme de la represión haciéndome sacerdote. Nunca había creído en ningún dios especialmente, pero los hábitos me protegieron del gobierno, que no de la mafia: No sé porque lo hice, pero organicé un primer hospicio para niños abandonados, ¿no se supone que los sacerdotes teníamos que hacer cosas así? –Khan sonreía demostrando que hablaba con ironía, sabía que la inmensa mayoría de los sacerdotes, todos colaboradores de la República, no movían un dedo por los pobres. Pronto su gesto volvió a ser serio, al recordar las consecuencias de sus actos- Parece que mi iniciativa no gustó… pronto vino a visitarme un enviado de la mafia, su amigo - se refería a Pablo - me secuestró y me torturó porque sus jefes pensaban que yo estaba detrás de la organización de los estibadores y que podría darles los nombres de los cabecillas. Él sabía mucho de torturas para ser un simple esbirro de la mafia, hizo un buen trabajo conmigo –Kham volvió a sonreír como si rememorara aquellos días y se sintiera afortunado por haber sobrevivido, no quise imaginarme qué clase de torturas pudo haber sufrido-. ¡Pero no me sacó ni un nombre! Jajaja ¡No podía! porque yo en aquel entonces no los sabía. Su amigo pronto se dio cuenta, pero sus jefes le obligaron a continuar las torturas… quizás por eso no lo hemos vuelto a ver por aquí hasta ahora. No le gustaba lo que tan bien hacía. Tras ese fracaso de la mafia, y curado de espanto, sí que me impliqué con los estibadores, y nos han molestado una y otra vez, ¡pero no han podido con nosotros! Pero ahora... ahora necesitamos su ayuda. El viejo ex-bolchevique al que busca me dijo que usted podría ayudarnos.
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