- ¡Maldito! Tenías que estar tú detenido.
Gloob miraba estupefacto. No se atrevía a interceder entre los dos hermanos.
- Sol, por favor.
La mamona apretaba con fuerza el cuello de su hermano. Pit trataba de desembarazarse de las manos de su hermana pero no pudo evitar enrojecer. Con considerable esfuerzo logró zafarse.
Sol no se rindió, pero sin el factor sorpresa, Pit podía esquivar sus ataques. Ella lloraba de rabia, una vena se marcaba en su cuello. Para los parámetros de una mamona, Sol era una muchacha atractiva: de piel morena y cabello negro y largo, sus mamas eran prominentes y sus caderas anchas.
- ¡Tenias que ser tu! - insistía en gritar Sol.
Hastiado por la insistencia de su hermana, Pit propinó un bofetón a Sol que la tiró al suelo. Gloob se acercó a ayudar a la mamona a incorporarse. A la rabia contra Pit se añadió el miedo a una nueva bofetada.
- Siento lo de Yon. Yo no sabía nada. Y nada podemos hacer.
- ¡tu hubieras dejado que el lord me matara!
- ¡No! - sol le estaba llamando cobarde. - No.
- Me hubieras dejado allí y en cambio aquí eres un valiente - dijo esta palabra con un odio sin límites.
Pit miró a Gloob temiendo que el sapo entendiera algo de lo que estaban hablando pero no lo parecía. Gloob se limitaba a tratar la herida que Pit había provocado en el rostro de Sol.
- Por favor - dijo finalmente el sapo - Dejad de discutir. No vais a solucionar nada discutiendo.
Pit asintió y se volvió hacia la ventana y entonces descubrió que había un troglo con pinta de poli vigilando la casa.
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