Bella se aburría en el coche. Había puesto música, pero los kilómetros se sumaban y sumaban y aún estaban lejos del destino. Viajar de Cáledon a la frontera por carreteras secundarias era eterno, lento y tedioso. E incomodo, Bella ya no sabía como ponerse.
Lo cierto es que Martillo, el conductor, no ayudaba. El camarada era tan silencioso... Ella había tratado de animar el viaje haciéndole preguntas, sobre sus gustos, aficiones... generalmente respondía con monosílabos o ni eso, con ruiditos que servían de afirmación o negación según conviniera. Sólo saco en claro que él era de Cáledon de toda la vida pero que en su juventud había viajado mucho.
Bella conocía a Martillo desde la insurrección de Cáledon del año pasado. Desde el principio ayudó con las barricadas y apagada la mecha continuó firme ayudando en la reconstrucción del Partido. Decían que le llamaban "martillo" por su dureza, pero él nunca lo aclaraba.
Bella acompañaba a la Leona también desde la insurrección de Cáledon como Martillo, pero formaba parte del grupo que había colaborado con la Leona desde su regreso a la República. Aun era muy joven aunque en esos tiempos la edad no importaba. Era una muchacha bajita y regordita, aunque eso no le impedía ser una de los miembros mas importantes del Partido Recientemente se había teñido su pelo rubio a un rosa chillón como si no le importara hacerse notar. Llevaba el cabello largo pero recogido en una coleta y le gustaba vestir ropa deportiva, amplia y cómoda.
Se encontraba recopilando unos textos ocultos en New Haven cuando le ordenaron regresar presurosamente a la capital. El Partido le asignaba una importantísima misión.
Fue el mismísimo Pablo, lugarteniente de la Leona, el que la puso al corriente:
- Quiere que vayas tú, Bella. Tampoco me ha dado una explicación clara de por qué. Lo que sí sabemos ea que está en juego el inicio de una nueva guerra.
Como el aburrimiento era insoportable en el coche con Martillo, Bella terminó repasando los motivos de la misión. Pablo se los había explicado:
- Tienes que llegar a Sumailati y localizar al individuo que se ha reivindicado como Jaime. Sus acciones están siendo utilizadas por el gobierno provisional para girar más y más a la derecha y lanzarse a los brazos de los fascistas.
- ¿Y si se trata realmente de Jaime?
Pablo, antes de responder, se encogió de hombros.
- No se sabe nada de Jaime desde que terminó la guerra civil... Lo más probable es que se trate de un impostor.
- Estamos llegando.
Martillo interrumpió los pensamientos de Bella. A pocos kilómetros estaba el puesto fronterizo.
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