Sabía que se iba a celebrar ese día. Algo había oido a los del sindicato y en el bar. Pero no les había prestado atención porque nunca le había interesado la política. Cuando sus compañeros de trabajo discutían a favor o en contra del bolchevismo o de las distintas corrientes dentro del partido, Nick directamente desconectaba y volvía a la carga con sus remordimientos sobre Laura.
Ahora estaba en una asamblea llena de trabajadores y como llegaba más y más gente y la plaza tenía unas dimensiones reducidas pronto Nick quedó atrapado entre los asistentes. La sensación de axfisia generalizada, pero mucha expectación presente en el ambiente le recordo a los conciertos a los que iba con Laura. Pero no era música lo que oía.
- (...) Es una provocación que busca destruir el Partido. - Trataba de explicar el actual orador, un hombrecillo con gafitas y tono de voz amanerado que no parecía haber trabajado en su vida.
Nick a penas podía distinguir a los oradores y no entendía muy bien lo que decían. La multitud no parecía compartir sus palabras y los murmullos desaprobatorios obligaban al orador a forzar inútilmente su voz.
- ¡ No podemos quedarnos de brazos cruzados! - Gritó un hombreton mostrando un puño cerrado a los oradores.
- ¡No escucháis al pueblo! - Se oyó un grito agudo de mujer.
- El Partido debe permanecer unido. Resistir es vencer -Trataba de argumentar el orador.
Los murmullos se transformaban en gritos y abucheos aunque una minoría salió en defensa de los oradores enfrentándose a la masa.
- ¡Sois unos provocadores!
- ¡Estáis haciéndole el juego a la burguesía!
- ¡Eso dímelo a la cara!
- ¡Cobardes!
La situación degeneraba. Parecía que la cosa podía llegar a las manos.
Entonces en la tribuna hubo un movimiento que atrajo la atención de la asamblea: Un hombre más joven se había subido y forcejeaba con el orador para conseguir el micrófono. Cuando por fin logró arrebatárselo arrancó un primer sonoro aplauso.
- ¡No todo el Partido defiende la posición de la mayoría del CC! -comenzó a explicar el joven jaleado por la asamblea - ¡Jaime defiende que pasemos ya a la acción! -
Fue la primera vez que escuchó ese nombre. La gente rugió al escucharlo pronunciar.
- Pide que formemos milicias y luchemos contra el fascismo.
Un estruendo inundó la plaza. Vítores y aplausos dejaban muy clara la posición mayoritaria. El anterior orador y sus compañeros empequeñecían. No sabía donde meterse. Sus partidarios, antes dispuestos a disolver la asamblea a golpes ahora plegaban velas.
- ¡No consentiremos que el fascismo asesine a nuestros hijos y destruya nuestras ciudades!
- ¡Viva Jaime!
- ¡Abajo el fascismo!
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