- Yo iré a los campos a hablar con los jornaleros - propuso Helena. - Además yo soy semita. Es mi gente la que va a sufrir. Creo que sería la primera vez en mucho tiempo que haría lo correcto si trato de ayudar a los míos. Vosotros dirigiros al barracón semita a avisar del ataque. Tratare de convencerles para que dejen el trabajo y acudan a defender a sus mujeres de los fascistas.
- Habrá manijeros y vigilantes de seguridad - le dije.
- No te fíes de ella Exiliada. Lo dice para escapar. Para vendernos una vez más - dijo Víctor.
- Po...podemos dividirnos en d...dos grupos - propuso Roger.
- Si la ciega dice la verdad - dijo Pablo deseando contradecir a Roger - el ataque es inminente. Si dividimos nuestras fuerzas y el grupo que va a los campos de cultivo fracasa o los trabajadores no regresan a tiempo, los que estén en el barracón estarán perdidos.
- Yo tengo que ir al barracón, puede ser mi única oportunidad de ver a Orestes. Además tengo experiencia organizando defensas. Roger, necesito que vengas conmigo para hablarles y convencerles.
- Yo soy buen luchador - volvió a decir Pablo - iré al barracón para protegerte de los fascistas.
No dije nada, pero me gustó el ofrecimiento de Pablo y me sentí más segura.
- Yo no voy a ir solo con la ciega. Aprovecharía para cumplir su misión de matarme - dijo por ultimo Víctor.
- Pues la suerte está echada Exiliada. Además con la herida yo no estoy muy capacitada para luchar contra los fascistas. Iré a los campos de cultivo de Lutiere y hablaré con los trabajadores. Y os demostraré a todos que estoy siendo sincera con vosotros.
Dejamos a Helena cerca de los terrenos de Lutiere. Víctor seguía sospechando de la ciega y estaba convencido de que volvería a tendernos una trampa. Yo en cambio creía con toda mi alma que no nos fallaría y que acudiría a ayudarnos cuando mas lo necesitáramos.
- Habrá manijeros y vigilantes de seguridad - le dije.
- No te fíes de ella Exiliada. Lo dice para escapar. Para vendernos una vez más - dijo Víctor.
- Po...podemos dividirnos en d...dos grupos - propuso Roger.
- Si la ciega dice la verdad - dijo Pablo deseando contradecir a Roger - el ataque es inminente. Si dividimos nuestras fuerzas y el grupo que va a los campos de cultivo fracasa o los trabajadores no regresan a tiempo, los que estén en el barracón estarán perdidos.
- Yo tengo que ir al barracón, puede ser mi única oportunidad de ver a Orestes. Además tengo experiencia organizando defensas. Roger, necesito que vengas conmigo para hablarles y convencerles.
- Yo soy buen luchador - volvió a decir Pablo - iré al barracón para protegerte de los fascistas.
No dije nada, pero me gustó el ofrecimiento de Pablo y me sentí más segura.
- Yo no voy a ir solo con la ciega. Aprovecharía para cumplir su misión de matarme - dijo por ultimo Víctor.
- Pues la suerte está echada Exiliada. Además con la herida yo no estoy muy capacitada para luchar contra los fascistas. Iré a los campos de cultivo de Lutiere y hablaré con los trabajadores. Y os demostraré a todos que estoy siendo sincera con vosotros.
Dejamos a Helena cerca de los terrenos de Lutiere. Víctor seguía sospechando de la ciega y estaba convencido de que volvería a tendernos una trampa. Yo en cambio creía con toda mi alma que no nos fallaría y que acudiría a ayudarnos cuando mas lo necesitáramos.
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