El detective Jhan observaba a Yon con una pluma en una mano y el informe en la otra. El jefe de seguridad y el directivo de oficinas esperaban ansiosos que firmara de una vez. Cerrada la investigación la policía especial se llevaría al mamón a una prisión y todo terminaría con la ejecución del reo. Solo tenía que firmar.
Jhan no tenía nada. Sabía que el mamón no había asesinado a nadie, pero había confesado. El detective sospechaba que Yon creía que confesando protegía a su familia. Su hermano sí era minero y sí podía haber asesinado con la taladradora.
Fue en medio de esas reflexiones cuando el policía de la puerta le informó por línea que Pit se había presentado para ver a su hermano y que un agente le seguía. Felicitó al policía. Tendría que recomendarle para un ascenso por su iniciativa ya que no tenía porque saber nada de la posible implicación del hermano y desde luego, seguirle a donde iba podía ser mas interesante que simplemente detenerle. Jhan sospechaba de una posible implicación de la hermana en el móvil del asesinato. Decidió no firmar el informe.
-¿Cómo que no? -protestó el directivo.
- Quiero atar algunos cabos sueltos.
- ¿Cabos sueltos? Señor detective tiene la confesión. Termine con este circo de una vez. Piense en el dolor del lord Campcol.
- Seguro que el lord quiere conocer al verdadero asesino de su hijo.
- ¿Qué está usted diciendo?
- No tengo que darle explicaciones.
- Pero a su superior sí.
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