Al ver a Pit, Gloob el sapo se humedeció la cara con su pulverizador y bebió un poco de su cantimplora. Corrió a abrazar a Pit. Ante su amigo, el minero mostró toda su preocupación y nerviosismo.
- Está bien Sol?
- Si, si, está en mi casa. No sé nada de Yak.
- ¡Qué típico! - el rostro de Pit se avinagro al recordar a su hermano pequeño.
Se pusieron a andar alejándose de la mina.
- Pensaba que estaría esperándome la policía...
- la situación es muy complicada. Le acusan de haber asesinado ni mas ni menos que a Campcol hijo.
- Eso se rumoreaba dentro. Lo sabe Sol?
- No lo sé, llego a casa muy nerviosa, solo sabia que le habían detenido, nada mas... ha estado todo el día llorando. ..
Pit apretó los puños. Estaba enfadado pero no con Sol o con Gloob.
- Gracias por todo Gloob.
- no digas eso Pit. Me siento responsable de esto... por mi culpa Campcol hijo se fijó en tu hermana...
Dicho esto, Gloob detuvo la marcha, se volvió a humedecer la cara y tomo un sorbo de su cantimplora.
- Yo... yo no tengo derechos, Gloob, soy colono. Pero los sapos, perdona, los ílum, sois de la Entente... tenéis derechos reconocidos en la constitución...
El rostro de Gloob se tornó azulado de los nervios, mejor dicho, de miedo, de temor.
- Pero Pit, ya sabes como nos tratan a nosotros... somos formalmente de la Entente, pero los demás nos tratan como si fuéramos basura...
- Gloob, por favor, sin tu ayuda es imposible que pueda llegar a mi hermano!!
Gloob, con los ojos bien abiertos y una expresión descompuesta, necesitó con urgencia volver a humedecerse la cara y, acto seguido se acercó la cantimplora a la boca, pero en vez de un sorbo, casi la apuró por completo.
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