Complejo minero-siderúrgico Campcol de luna Arrinton, verano de 1913.
El cadáver estaba completamente destrozado. La taladradora lo había reducido a una pulpa viscosa de color anaranjado desparramada por el suelo del despacho. Dos agentes de la policía no lo habían aguantado e incluso para el detective Jhan la escena resultaba desagradable.
El jefe de la seguridad privada estaba enojado. Le disgustaba que la policía especial se hubiera hecho cargo del caso desplazando a los agentes locales. A Jhan no le importaba lo que ese matón pensara, lo único que exigía era que no se interpusiera en su camino. Y lo estaba haciendo. ¿Cómo que no hay ninguna grabación de lo que ha pasado? Estaban en las oficinas de uno de los complejos mineros mas importantes del lord Campcol. ¡Había cámaras! ¿Y los vídeos?
-Desconectados. Por orden del lord Campcol hijo. - respondía rígido y visiblemente enojado el jefe de seguridad.
¿Desconectados por orden de la victima? Porque Jhan tenia ante sus ojos lo que quedaba del cuerpo del hijo primogénito de uno de los principales magnates del universo. El lord Campcol hijo. Muerto ataladrado. Ataladrado con una de las herramientas que utilizan en las minas de su padre.
Y la taladradora estaba allí mismo, en ese mismo despacho, a su lado. Nuevecita. Sin una sola huella. No había huellas en la taladradora, no había grabaciones en las cámaras de seguridad... pero había un sospechoso.
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