Traté de mostrar indiferencia como si todo aquello no me intimidara. La verdad es que la figura del holograma ejercía una poderosa atracción sobre mí, y eso me ponía nervioso. Por eso, instintivamente, respondí a su amabilidad calculada con muy poca diplomacia. Quería dar la sensación de que controlaba la situación. ¿A quién quería engañar?
- Soy un hombre de negocios señor Kramer. Guerra o paz no me importa si el precio es bueno. No creo que usted sea diferente.
- Ya sé que usted es todo un mercenario -Ese comentario no me gustó, aunque era verdad-. Yo también lo he sido, lo reconozco, hasta que mis negocios me situaron por encima de las necesidades más mundanas.
El hijo de puta me reconocía que estaba podrido de dinero... y sin abandonar su sonrisa cada vez mas gélida.
- Ahora me gusta practicar la filantropía. Y que mejor filantropía que preservar la prosperidad de los que me rodean. Esa prosperidad requiere paz, orden, progreso...
- La prosperidad de sus negocios, de Cia+Fia -añadí.
Su sonrisa se hizo mas calurosa, parecía adivinar que podíamos comprendernos.
- La prosperidad de la República. Y fíjese que Cia+Fia tiene un rentable departamento armamentístico. .. pero no. Como le he dicho hace tiempo que escapé de los intereses más mundanos.
- ¿Qué quiere que haga?
Dejó de sonreír y sus ojos violetas me abandonaron y se perdieron buscando el infinito.
- El gobierno provisional de Sumailati ha denunciado ataques terroristas bolcheviques que amenazan con desestabilizar el país. La transición a una democracia está allí en grave peligro. Si Sumailati se desliza al caos, la República le seguirá, el actual equilibrio que vivimos bajo la dictadura del Ministerio es profundamente inestable.
Odio la política. Y odio a los políticos. ¡Qué me importaba todo aquello! ¿No podía simplemente decirme que tenía que hacer? Pero había una cierta lógica en sus palabras que convencían.
- La situación se agrava porque la Gran Potencia Fascista sigue sin reconocer al gobierno provisional y amenaza con invadir Sumailati y reponer a los depuestos fascistas. Voces del Ministerio claman por unirse a esa muy posible guerra en el bando del fascismo.
- ¿Y que puedo hacer yo? Por qué hablo con usted y no son todo el Número 1?
- Se ha filtrado que quien dirige esas células bolcheviques no es otro que Jaime.
¡Jaime! No podía ser verdad. No se sabía nada de Jaime desde el final de la guerra civil. Yo mismo, antes de ser un Número 2, había participado en partidas de búsqueda para encontrar y asesinar a Jaime, sin resultado alguno.
- Ha llegado a mi conocimiento que la Leona conoce esta filtración y va a enviar un equipo a Sumailati para localizar a Jaime. Si alguien puede encontrarle es ella. Piensan enviar a Bella, una de sus principales agentes. No solo yo lo sé: Número 1 lo sabe y seguramente el Ministerio estará detrás. Pero como le he dicho voces del Ministerio desean la guerra. Creen que la guerra aplastaría la insurgencia que sufre la República. Número 1 teme al Ministerio y no se atreve a intervenir.
La imagen holográfica miró al suelo. Por primera ve pude verle las manos. Se las llevó al pecho donde cruzo los brazos. En esa nueva posición volvió a clavar su mirada en mí. Apuré el whisky.
- Su misión consistirá en proteger a Bella para que encuentre a Jaime. La Leona también quiere evitar la guerra y ese es el principal objetivo. Comprenderá que se encontrará con numerosas fuerzas dispuestas a que fracase la búsqueda.
- ¿Voy a ayudar a los bolcheviques?
- Usted se definió como un hombre de negocios. Yo pago muy bien. Le escogí porque trabaja solo y con discreción. Por supuesto mi participación en todo esto debe quedar entre usted y yo. Por supuesto, cuando accedió a venir usted ya sabía que yo no acepto in no por respuesta.
Me dejó sin palabras.
- Mucha suerte en su cometido. La necesitará.
El holograma se desvaneció dejando tan solo una neblina azul que pronto desapareció.
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