Todo el viaje hacia Tímberlane fue bordeando el litoral porque, como Davenport, Tímberlane es también una ciudad portuaria. Fue un viaje muy agradable y recorrimos un tramo de la costa que era realmente bonito. Así pasé gran parte del camino mirando las encrespadas olas del mar, viendo como rompían en las rocas de la costa. Sólo paramos para repostar, comer e ir al baño.
Durante el camino traté de acercarme a Helena, de recuperar el contacto, pero ella me respondía lacónicamente, con monosílabos, y se mostraba muy alejada de mí y fría. Esa actitud me afectó más de lo que esperaba, de hecho, me dolía, aunque me esmeraba en no demostrarlo.
Pablo, en cambió, estaba pletórico. Se pasó gran parte del camino hablando, contando chistes –la inmensa mayoría muy, muy malos- o canturreando viejas canciones. Hizo el viaje mucho más ameno.
El que también parecía muy raro era Víctor. El viejo siempre se mostraba misterioso, incluso cuando se ponía a explicar sus ideas. Pero en esta ocasión a sus explicaciones, amplias, extensas sobre la situación política de Arrania, como si fuera un gran especialista en aquella región, se añadía una cierta sensación –al menos a mí me la transmitía- como de nostalgia, ¿nostalgia por Arrania?
- Tímberlane es una ciudad con tremendos contrastes sociales - nos explicaba Víctor-. Los comerciantes timberleanos, enriquecidos por el comercio de esclavos con las antiguas colonias, edificaron suntuosos barrio con las mayores innovaciones artísticas del momento. En esos años la ciudad se rodeó de un cinturón rojo de trabajadores procedentes de otras zonas del reino. Había trabajo y parecía que la sociedad avanzaba. Pero la crisis mundial no sólo se llevó por delante a la monarquía, también trajo una tremenda degradación social, paro, miseria... Miles de trabajadores que se habían creído que formaban una "clase media" despertaron del sueño... O más bien, el sueño colapsó.
- Conoces mucho de Tímberlane y Arrania.
- Viví aquí muchos años. Con otro nombre, otra identidad... Antes de que tú ingresaras en el Partido.
Supuse que quizás hubiese sido un destacado militante bolchevique en Tímberlane.
- Los bolcheviques siempre lo tuvieron complicado en Tímberlane - continuó Víctor-. Antes del surgimiento del Partido, la clase obrera se entregó de pies y manos a un partido burgués demagógico y, añado, financiado desde Cáledon: Igualdad y Prosperidad. Utilizando el odio de clase que los trabajadores emigrantes sentían hacia los comerciantes y empresarios arranios, Igualdad y Prosperidad levantó un muro de odio e incomprensión entre los arranios -con sus sentimientos nacionales- y los trabajadores emigrantes. Las revueltas que provocaron la huida del Rey también desenmascararon a los mentirosos de Igualdad y Prosperidad, pero la socialdemocracia fue incapaz de terminar con esa división nacional. Así, con el colapso de la socialdemocracia, el bolchevismo se nutrió de los hijos de los emigrantes del cinturón rojo de Tímberlane, pero siempre con la hostilidad de los comerciantes empobrecidos y nacionalistas del resto de Arrania.
- Bonita historia - dijo caustica Helena.
- Ya no hay bolcheviques en Tímberlane... Pero los nacionalistas siguen activos... ¡Locos!... Se dedican a poner bombas y a enfrentarse de manera absurda a la policía – Lo dijo como si hubiera algo personal oculto en esas palabras.
- No sé donde podemos buscar a tu amigo Cayo – Dijo finalmente.
- Desconocía que los nacionalistas siguieran activos. – comenté.
- Sí. A los industriales arranios les interesa mantener el conflicto nacional vivo... Así que manipulan los sentimientos de los jóvenes arranios y les animan y financian. Actúan de manera semi-clandestina. Fuera de Arrania el gobierno de la República se encarga de ocultarlo todo. Necesitan tapar que hay una oposición viva aquí en Arrania. Pero no te hagas ilusiones: los miembros de la Llama Arrania, que así se llama la organización separatista, odian al bolchevismo. No te ayudaran... Incluso no sería descartable que te delataran.
- ¡Magnifico! – exclamé.
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